Terraza encalada: Tomates, pepinos, una berenjena y chorros de luz

 

No podíamos despedirnos de esta casa sin ver su terraza encalada de blanco, donde la dueña ha creado un pequeño huerto urbano con tomates, pepinos y hasta berenjenas que se nutren del maravilloso sol que baña sus paredes a raudales. Un huerto que refleja una personalidad muy ‘creativamente artesanal’, propia de alguien que disfruta trabajando con las manos.

 

¿Qué ha pasado con ese tomate que vimos hace unos días desde el dormitorio? Pues que ahí sigue, un poco más maduro, esperándonos, en el huerto urbano creado en la terraza encalada que da luz a su habitación y al estudio donde trabaja esta arquitecto.

 

Jardinera construida por la dueña de la casa con tomateras, plantas con pepinos y berenjenas, con la que ha dado rienda suelta a su personalidad creativa.

 

La terraza es el ‘pulmón’ de la casa. Un espacio bañado por el sol, ideal para descansar, leer, desayunar, disfrutar de una cena fría, charlar. Para practicar el sano deporte de ‘poner la mente en blanco’, que tan necesario es para cargar pilas.

Este espacio proyecta toda la esencia de la personalidad de la dueña que hemos visto desplegada por toda la casa, en este proceso de Grafointeriorismo que estamos siguiendo con ella. Ese en el que nos adentramos en el alma de la persona a través de su letra. El que nos da pautas seguras para no equivocarnos a la hora de planificar qué elementos son los que nos hace sentirnos bien en casa.

Una terraza encalada, un material sencillo y muy andaluz, que refleja la luz a chorros. Un factor que casa extraordinariamente bien con el espíritu de su dueña, que como ya sabemos de sobra, es alegre, cordial y simpático. Fíjate, lo vemos en la inclinación de su letra. Más inclinada cuanto más da rienda suelta a lo que piensa, y no a lo que escribe. Un rasgo que demuestra su gusto por el trato con la gente.

 

La inclinación hacia de la derecha de su letra simplificada, se va acentuando a medida que avanza sobre el papel… a medida que conoce a la persona que tiene enfrente.

 

Vestida por unos muebles de terraza, también de Ikea. Un conjunto de mesa, butacas, una tumbona y una mesita auxiliar de líneas sobrias y depuradas, es suficiente para estar cómodos, sin recargar. La madera tratada para exterior aporta ese punto de calidez y confort que encontramos en toda la residencia. Una vez más, también este mobiliario sintoniza perfectamente con la personalidad de su sueña. Pocos muebles de líneas sencillas, pero con la calidez de la madera. Muy apropiados para una persona con una escritura simplificada al máximo, sencilla, legible y clara.

 

Vista de la terraza bañada por el sol. Muebles de Ikea de jardín y terraza. Mantel de algodón comprado en Portugal.

 

Letra sencilla, legible al cien por cien y simplificada al máximo- rendimiento superior en mínimo esfuerzo-, completamente legible aunque tenga un tamaño pequeño.

 

Un  mantel de listas de colores refleja la personalidad alegre y vibrante de nuestra anfitriona, que hemos descubierto por la manera en que despliega las letras sobre el papel. Un diseño que ideal para un desayuno, para tomar un refresco o para una cena informal. Sencillez y optimización de recursos, una vez más, como nos dice la simplificación de su grafía, sin perder un ápice de legibilidad. 

Pero, sin duda, el elemento que personaliza esta terraza es el pequeño huerto que ha construido ella por completo. Si en algún lugar se puede constatar su inteligencia creativa y la necesidad de proyectarla en elementos sencillos y cotidianos, es en este rincón de la casa.

 

Huerto creado con palets reciclados. El bricolaje es una de las pasiones de la anfitriona y donde denota su personalidad creativa.

 

Detalle de los maceteros de terracota y la ‘berenjena centinela’ de la terraza.

 

Los grandes cajones donde ha plantado tomates, pepinos y berenjenas son palets reciclados, que ha revestido de tela permeable de jardín, a los que ha incorporado ruedas para moverlos. Ha instalado un riego automático para regar.

Estas jardineras de fabricación propia, se han acompañado con grandes maceteros de terracota adquiridos en un almacén de un pueblo. Sencillos a más no poder, sin adornos, pero muy singulares.

¿A qué ya has captado por qué? Fíjate en su firma. Como hemos venido diciendo a lo largo de esta serie de posts, se parece a un dibujo de cualquier obra de vanguardia de algún artista del siglo XX. Ha roto el patrón caligráfico en el rasgo más íntimo. En su firma. Aquí se refleja toda su creatividad, que ella canaliza trabajando con las manos.

 

Letra simplificada con una firma que es un dibujo, donde se refleja toda su inteligencia creativa.

 

¡Vamos a cenar!

 

Vista de la terraza por la noche, lista para una cena con amigos.

 

Puedes seguir todo el proceso de Grafointeriorismo descrito en los posts anteriores que encontrarás en la serie ‘Una casa sencilla’.

Terraza encalada: Tomates, pepinos, una berenjena y chorros de luz

 

No podíamos despedirnos de esta casa sin ver su terraza encalada de blanco, donde la dueña ha creado un pequeño huerto urbano con tomates, pepinos y hasta berenjenas que se nutren del maravilloso sol que baña sus paredes a raudales. Un huerto que refleja una personalidad muy ‘creativamente artesanal’, propia de alguien que disfruta trabajando con las manos.

 

¿Qué ha pasado con ese tomate que vimos hace unos días desde el dormitorio? Pues que ahí sigue, un poco más maduro, esperándonos, en el huerto urbano creado en la terraza encalada que da luz a su habitación y al estudio donde trabaja esta arquitecto.

 

Jardinera construida por la dueña de la casa con tomateras, plantas con pepinos y berenjenas, con la que ha dado rienda suelta a su personalidad creativa.

 

La terraza es el ‘pulmón’ de la casa. Un espacio bañado por el sol, ideal para descansar, leer, desayunar, disfrutar de una cena fría, charlar. Para practicar el sano deporte de ‘poner la mente en blanco’, que tan necesario es para cargar pilas.

Este espacio proyecta toda la esencia de la personalidad de la dueña que hemos visto desplegada por toda la casa, en este proceso de Grafointeriorismo que estamos siguiendo con ella. Ese en el que nos adentramos en el alma de la persona a través de su letra. El que nos da pautas seguras para no equivocarnos a la hora de planificar qué elementos son los que nos hace sentirnos bien en casa.

Una terraza encalada, un material sencillo y muy andaluz, que refleja la luz a chorros. Un factor que casa extraordinariamente bien con el espíritu de su dueña, que como ya sabemos de sobra, es alegre, cordial y simpático. Fíjate, lo vemos en la inclinación de su letra. Más inclinada cuanto más da rienda suelta a lo que piensa, y no a lo que escribe. Un rasgo que demuestra su gusto por el trato con la gente.

 

La inclinación hacia de la derecha de su letra simplificada, se va acentuando a medida que avanza sobre el papel… a medida que conoce a la persona que tiene enfrente.

 

Vestida por unos muebles de terraza, también de Ikea. Un conjunto de mesa, butacas, una tumbona y una mesita auxiliar de líneas sobrias y depuradas, es suficiente para estar cómodos, sin recargar. La madera tratada para exterior aporta ese punto de calidez y confort que encontramos en toda la residencia. Una vez más, también este mobiliario sintoniza perfectamente con la personalidad de su sueña. Pocos muebles de líneas sencillas, pero con la calidez de la madera. Muy apropiados para una persona con una escritura simplificada al máximo, sencilla, legible y clara.

 

Vista de la terraza bañada por el sol. Muebles de Ikea de jardín y terraza. Mantel de algodón comprado en Portugal.

 

Letra sencilla, legible al cien por cien y simplificada al máximo- rendimiento superior en mínimo esfuerzo-, completamente legible aunque tenga un tamaño pequeño.

 

Un mantel de listas de colores refleja la personalidad alegre y vibrante de nuestra anfitriona, que hemos descubierto por la manera en que despliega las letras sobre el papel. Un diseño que ideal para un desayuno, para tomar un refresco o para una cena informal. Sencillez y optimización de recursos, una vez más, como nos dice la simplificación de su grafía, sin perder un ápice de legibilidad. 

Pero, sin duda, el elemento que personaliza esta terraza es el pequeño huerto que ha construido ella por completo. Si en algún lugar se puede constatar su inteligencia creativa y la necesidad de proyectarla en elementos sencillos y cotidianos, es en este rincón de la casa.

 

Huerto creado con palets reciclados. El bricolaje es una de las pasiones de la anfitriona y donde denota su personalidad creativa.

 

Detalle de los maceteros de terracota y la ‘berenjena centinela’ de la terraza.

 

Los grandes cajones donde ha plantado tomates, pepinos y berenjenas son palets reciclados, que ha revestido de tela permeable de jardín, a los que ha incorporado ruedas para moverlos. Ha instalado un riego automático para regar.

Estas jardineras de fabricación propia, se han acompañado con grandes maceteros de terracota adquiridos en un almacén de un pueblo. Sencillos a más no poder, sin adornos, pero muy singulares.

¿A qué ya has captado por qué? Fíjate en su firma. Como hemos venido diciendo a lo largo de esta serie de posts, se parece a un dibujo de cualquier obra de vanguardia de algún artista del siglo XX. Ha roto el patrón caligráfico en el rasgo más íntimo. En su firma. Aquí se refleja toda su creatividad, que ella canaliza trabajando con las manos.

 

Letra simplificada con una firma que es un dibujo, donde se refleja toda su inteligencia creativa.

 

¡Vamos a cenar!

 

Vista de la terraza por la noche, lista para una cena con amigos.

 

Puedes seguir todo el proceso de Grafointeriorismo descrito en los posts anteriores que encontrarás en la serie ‘Una casa sencilla’.

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